
Fue un hecho que conmocionó al fútbol italiano, aunque a decir verdad ya deberían estar acostumbrados a algún tipo de sobresaltos futboleros, y que conllevó un castigo, no sé si ejemplar, pero sí un castigo enérgico, por lo menos para uno de los equipos implicados. En este caso, y eso lo hace más llamativo, para el equipo más importante de Italia.
Todo ocurrió a lo largo de la disputa del campeonato de la Serie A italiana (1ª división) de la temporada 2004/2005. Las infracciones se descubrieron en la 2005/2006 y el castigo se materializó en la 2006/2007. Fue conocido, en toda Italia y en todo el mundo del fútbol, con el nombre de «El escándalo Calciopoli». Además de la Juventus afectó a una serie de escuadras de la máxima categoría en ese momento del fútbol transalpino (AC Milán, Fiorentina, Lazio y Reggina), a distintos directivos de la FIGC (Federación Italiana de Fútbol) y al propio estamento arbitral. Nos estamos refiriendo al escándalo por intento de compra de árbitros y amaño de partidos que ocurrió, como hemos dicho, a lo largo de la temporada 2004/2005. El equipo más perjudicado, como veremos un poco más adelante sería la Juventus de Turín, pero es que, realmente, fue el más implicado y al que pillaron «in fraganti».

Como acabamos de decir, el escándalo se descubrió al final de la temporada 2004/2005, cuando se interceptaron y grabaron, por parte de fiscales de la agencia del fútbol italiano, una serie de llamadas telefónicas de varios directivos de la Juventus con directivos y agentes del ente arbitral y de la Serie A, para la designación de árbitros que favorecieran, durante los partidos más complicados del campeonato, a los intereses de la Juve y así se pudieran obtener unos resultados favorables a la «Vecchia Signora».
Confirmadas y verificadas las sospechas, la investigación siguió su curso y así se llegó al convencimiento y conclusión de que, además de la Juventus, existían otros clubes implicados en este affaire. Aunque en un principio la autoridad judicial de Turín intentó desestimar la investigación, las acciones de la prensa italiana con el Corriere della Sera, la Reppublica, Tottosport y la Gazzetta dello Sport a la cabeza, se hicieron eco del asunto y sacaron a la luz el caso para evitar su archivo y olvido. Fue tal el escándalo que se armó en el deporte italiano que las autoridades deportivas no tuvieron más remedio que reabrir el caso, debido a la enorme expectación que se había generado.
Ante la enérgica evidencia de los hechos, todos ellos probados, los tribunales de la Federación italiana dictaron sentencia contra la Juventus a primeros de julio del año 2006, que, una vez apelada, se ratificó en sentencia definitiva en el mes de octubre de ese mismo año y que, a grosso modo, trasladamos aquí: Pérdida de los 2 scudettos obtenidos en las temporadas 2004/2005 y 2005/2006 y descenso automático a la Serie B (2ª división) para la temporada siguiente, es decir, la 2006/2007. Para el resto de clubes implicados hubo pérdidas de puntos, sanciones económicas de diversa cuantía e incluso la prohibición de participar en competiciones europeas.

Esta sanción federativa y descenso a una categoría inferior supuso para la Juventus que, algunos de sus jugadores más importantes abandonaran el club, tales como Zlatan Ibrahimovic, Fabio Cannavaro, Gianluca Zambrotta, Patrick Vieira, Emerson y Lilian Thuram, ya que no les apetecía jugar en una categoría fuera de la élite del fútbol. Sin embargo, algunos otros como Gianluigi Buffon, David Trezaguet, Alessandro del Piero, Mauro Camoranesi y Pavel Nedved siguieron al club en ese descenso a los infiernos de la 2ª división.
La Juventus, como no podía ser de otra manera, retornó a la máxima categoría al final de esa temporada (2006/2007), siendo esta la única vez en toda su historia en la que el club no ha disputado la división de honor, eso sí, debido a un descenso de los llamados administrativos.
Forza Juve.
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ALBERTO VEGUE
