
Chelsea toca el cielo con las manos, Cesar Azpilicueta levanta la orejona. Foto caracoltv.com
El cambio en el momento justo. Transcurría diciembre y el Chelsea de Lampard navegaba en la irregularidad. Tiempo de definiciones, despedir al ídolo de la casa y contratar a Thomas Tuchel recientemente despedido del Psg. El resto es historia reciente. El entrenador le dió la vuelta al equipo “Blue”, vuelco tremendo del equipo hasta vencer con autoridad al Manchester City y alzar la Champions League por segunda vez en la historia para el conjunto de Londres. Merecido título, inobjetable campeón.
El City no pudo descifrar el acertijo que le propuso el Chelsea. Nunca encontró el camino, la llave que perfore esa defensa de 3 y los 2 carrileros. Impreciso De Bryune, poco participativos Bernardo Silva y Foden. Solo Steerling lograba superar a James pero se quedaba sin opción de pase. Incómodos los citizens, no movían el balón con rapidez, se volvían previsibles. El Chelsea por el contrario, bien parado atrás, recuperaba y salía con rapidez lanzados por la figura del partido Ngolo Kanté. Ese era el guión de la final. El City lento con la pelota, Chelsea como balas al espacio.
Entonces el gol llegó aprovechando el error de la defensa del Manchester. Stones sale lejos de su posición persiguiendo a Timo Werner. Pero su vigilancia es poca agresiva, eso hace que el alemán gire y aproveche el pasillo que deja el central inglés. Pase al espacio para Kai Havertz que define ante la salida de Ederson. Como siempre dicen los entrenadores, esta clase de partidos se definen por detalles. Chelsea sacó petróleo del desajuste defensivo del City.
El segundo tiempo se acentuó más la postura del conjunto de Londres. Férreos defensivamente, con el correr de los minutos el City entró en la frustración de querer y no poder. No había manera de perforar el muro “Blue”. Las estadísticas arrojan que el cuadro de Guardiola solo tuvo un disparo entre los 3 palos. Cifras irreconocibles para el Manchester de Pep. Cifras que demuestran que Mendy no tuvo trabajo en esta final.
Chelsea es un justo campeón y es un símbolo de esta era del fútbol. Al buen pie de los jugadores agrega una exuberancia física que asusta. El equipo vuela en el campo de juego. Se notó en las semifinales ante Real Madrid y se notó en la final. En el fútbol de hoy, todos juegan, todos corren. Y Kanté saca ventajas del resto. Impresionante temporada del jugador francés. Corre, marca, juega, asiste, llega. Un futbolista total.
Termina la temporada, la alegría de ver público en las gradas del estadio Do Dragão. Ojalá que la próxima temporada vuelva a ser “la normalidad”
