
Si hay alguien que refleja el sentimiento de pertenencia y reconocimiento de toda una ciudad, futbolísticamente hablando, a una labor ejercida y a una defensa exitosa de sus colores, esa es la figura de Sebastián Humberto Viberti Irazoki.
Este futbolista argentino aterrizó en la ciudad española de Málaga, allá por el año 1969. En un periplo de 5 años consiguió ser un ídolo y aun 56 años después de esa venida es recordado por jóvenes y veteranos como la indiscutible estampa del mejor Málaga de todos los tiempos, años en los que alcanzó unas cotas que el día de hoy se consideran muy lejanas de conseguir.
Pero, para los que no son malagueños, ni veteranos en el mundo futbolístico, ¿quién fueViberti? El Pelado Viberti, pues así era conocido en su Argentina natal, fue un centrocampista de excelente nivel, con una extraordinaria técnica, manejo de las dos piernas y con un físico que imponía respeto allá por donde quiera que fuera (medía 1,86 cm, pesaba 86 kg y gastaba un 47 de pie). Nació en la pequeña localidad de El Crispín, en la provincia de Córdoba, un 5 de mayo de 1944. Empezó a jugar al fútbol en equipos menores de su provincia hasta que en el año 1963 fichó por el club porteño de Huracán. Allí estuvo 6 años en los que disputó un total de 116 partidos, marcando 12 goles.
En el año 1969 el CD Málaga procedió a su fichaje (se lo arrebató a última hora al Granada CF) y jugó con el equipo de la capital malagueña durante 5 años, desde 1969 hasta 1974, consiguiendo un total de 21 goles en sus 134 encuentros disputados. Y lo que tenía que pasar pasó, Viberti con su espléndido juego se convirtió en todo un ídolo de la afición malagueña. Arribó a Málaga cuando el equipo se desenvolvía con dificultades en la 2ª división española. Su excelente juego y sus goles a lo largo del año de su debut, hicieron que el CD Málaga alcanzara el ansiado ascenso a la máxima categoría. Categoría en la que el club se mantuvo durante toda la estancia de Viberti, logrando unas posiciones en la tabla de clasificación del campeonato de liga que el CD Málaga nunca había alcanzado a lo largo de toda su historia hasta esos momentos (su mejor clasificación la consiguió en la temporada 2011/2012, con un cuarto puesto). Se convirtió en ese primer año en un jugador intransferible para el club. De hecho, hubo intentos de ficharle por parte de los principales equipos españoles, pero permaneció en las filas del CD Málaga. Sin duda alguna, el mejor jugador que ha pasado por las filas del club y así es públicamente reconocido por parte de la afición malaguista. Y eso que el presidente del equipo boquerón, en aquella época (Antonio Rodríguez López), le hizo jugar un partido de prueba, antes de su fichaje, precisamente frente al Granada CF y del que, como ya todos sabemos, salió con una excepcional calificación.

Sin embargo, el mundo del fútbol tiene componentes imprevisibles que hacen tambalearse situaciones idílicas. En la temporada 1972/1973 el club ficha al entrenador francés Marcel Domingo, hombre de fuerte carácter, que choca frontalmente con Sebastián Viberti. Esos roces a lo largo de dos temporadas hacen que Viberti tome la decisión de abandonar el club y se traslada a jugar a la ciudad de Tarragona. Su rendimiento en el Gymnastic de Tarragona no fue el esperado, por lo que Viberti decide hacer las maletas y volver a su Argentina natal, finalizando sus días futbolísticos en el CA Belgrano de Córdoba (1976).
No obstante, su amor por el CD Málaga hizo que volviera al club, esta vez como entrenador, en la temporada 1977/1978, ante la mala situación en la que se encontraba el equipo de la Costa del Sol, consiguiendo devolverlo para disputar la máxima categoría en la temporada 1979/1980.
De la importancia de Viberti para el CD Málaga y para la ciudad de Málaga no hay ninguna duda. Cabe señalar que existe en la ciudad una glorieta que lleva su nombre, la glorieta del futbolista Sebastián Viberti, en el distrito de Palma-Palmilla y que la puerta número 5 (el número del dorsal que él portaba) de acceso al estadio de la Rosaleda (estadio del Málaga CF) se llama «Puerta Viberti» en homenaje a su jugador más icónico.
De igual manera, de la importancia del CF Málaga para Viberti da fe la anécdota que ocurrió el día mismo de su muerte, el 24 de noviembre del año 2012. Estando hospitalizado por el tercer infarto que sufrió a lo largo de su vida y en unos de sus momentos de lucidez preguntó, a los que allí estaban presentes, que «a qué hora juega el Málaga». Fue un malaguista, un boquerón hasta sus últimos momentos. Ese mismo día, una vez se conoció su fallecimiento, el Málaga le guardó en su partido contra el Valencia, un respetuoso minuto de silencio a los acordes del tango «Adiós muchachos». Instantes más tarde, en el minuto 5 de partido, el público, puesto en pie, dedicó una sonora ovación a la figura de «El Pelado». Como no podía ser de otra manera, esa tarde el Málaga CF goleó al Valencia con un rotundo 4-0.
Para siempre, Sebastián Humberto Vibeti Irazoki es un boquerón más.
ALBERTO VEGUE
