
La pantalla abre de negro a blanco y se ve a un hombre que sale de los vestuarios y se adentra en la cancha, camina despacio y en silencio, mirando al frente. Justo cuando llega al círculo central se para. Observa las gradas vacías. En off comienzan a sonar salvas de aplausos, muchos aplausos, estruendosos aplausos. El hombre hace un giro de 360* sobre sí mismo. Se para. Introduce una de sus manos en el bolsillo de su chaqueta y saca una pistola. Apunta directamente a su corazón y dispara. Cae fulminado, muerto. La pantalla cierra a negro, mientras la voz en off del narrador comienza a contar su historia. Perfectamente puede ser el inicio de una película, de una historia de ficción, de……., pero se trata de una historia real, la historia de Abdón Porte, futbolista uruguayo. Y la historia real comienza así:
En el año 1893, nace en la localidad de Durazno, en el noreste de Uruguay, Abdón Porte, a la postre el protagonista de esta historia. El destino quiso que fuera futbolista y a ello se dedicó en cuerpo y alma. Se trasladó a la ciudad de Montevideo, capital de Uruguay, donde fichó por un club llamado Colón FC, nos situamos en el año 1910. Al año siguiente, en 1911, fichó por un club hoy desaparecido, llamado Libertad FC y, en ese mismo año, fue fichado por uno de los principales clubes del momento y del que Abdón era hincha, nos estamos refiriendo al Club Nacional de Fútbol, El Tricolor, también de la ciudad de Montevideo, donde permaneció desde 1911 hasta 1918.
Era conocido con el sobrenombre de «El Indio» y se desempeñaba como defensa, pivote, etc. Poseía una pasión por los colores fuera de lo común y dicen las reseñas de la época que era un extraordinario marcador, buen cabeceador y con un gran temperamento, como todos los charrúas. En definitiva, un excelente defensor. Llegó a ser capitán del Club Nacional, con el que disputó hasta un total de 207 encuentros, convirtiéndose en uno de los jugadores clave e insustituibles del Tricolor de esos años.
Con el Albo consiguió un número importante de campeonatos, tanto de liga como de distintas copas, llegando a obtener hasta un total de 19 trofeos. Fue internacional por la «charrúa» y llegó a formar parte del equipo que obtuvo la Copa América del año 1917.

Pero, el tiempo no pasa gratuitamente, ni nadie es insustituible. El rendimiento de Abdón Porte sufrió un retroceso y dejó de ser un irreemplazable para la consistencia del equipo. Ante esta circunstancia, los directivos de Nacional decidieron fichar a un nuevo jugador (Alfredo Zibechi) que luchara también por el puesto. Lamentablemente, Porte dejó escapar la titularidad ante este nuevo jugador contratado. No se lo tomó bien Abdón Porte.
El 4 de marzo de 1918, el Nacional jugó un partido contra el Charley FC, al que ganó fácilmente (3-1), y en donde Abdón Porte fue titular, realizando, según las crónicas, un gran partido. Pero la suerte estaba echada. Esa misma noche, en los festejos por el triunfo, la directiva le comunicó oficialmente que el titular iba a ser el nuevo jugador adquirido (Alfredo Zibechi) y que pasaría a englobar el cuadro de suplentes
Poco después de la cena del equipo y cuando comenzaban los primeros momentos del nuevo día, Abdón, abandonó los festejos y se encaminó hacia el estadio Gran Parque Central, la cancha del Nacional de sus amores. Una vez en ella, caminó hacia el círculo central, sacó una pistola de uno de sus bolsillos, apuntó hacia su corazón y disparó. Cayó fulminantemente muerto. Era la una de la madrugada del día 5 de marzo de 1918 y Porte tenía 25 años.
Su cuerpo fue encontrado al día siguiente por el encargado del mantenimiento del terreno de juego, junto a 2 cartas que Abdón Porte había dejado escritas. Una dirigida al presidente del club y la otra a un pariente.
Y, a partir de ahí, todo se convirtió en leyenda. El club le dedicó una de las tribunas del estadio, hubo escritores que le dedicaron varios libros e, incluso, su acción inspiró el rodaje de una película titulada «Pelota de cuero».
Pero, realmente, ¿por qué se suicidó Abdón Porte? Porque ya no podía aportar más al club; porque ya no daba más de sí como jugador; porque, y pese a su juventud, ya había comenzado su ocaso; porque no aceptó su suplencia; porque veía que en breve dejaría de defender los colores del Tricolor; porque no supo ni pudo soportar el verse en un futuro alejado del club de sus amores. Vaya usted a saber. Lo cierto es que la depresión hizo mella en él.
En otro orden de cosas y como información adicional, cabe mencionar que la cancha del Gran Parque Central fue testigo de otro hecho ominoso. El singular duelo con pistolas que mantuvieron un expresidente de la República, José Batlle y Ordóñez, con el director del diario El País, Washington Beltrán, con nefasto resultado para este último. Este hecho ocurrió un par de años después del suicidio de Abdón Porte, en concreto fue el 2 de abril de 1920.
ALBERTO VEGUE
