
Una temporada y media después de su arribo a Barcelona lleno de ilusión, Philippe Coutinho se marcha cedido al Bayern Múnich. Se va en silencio, sin hacer ruido. Un perfecto reflejo de como fue su participación en el equipo. Su fútbol de alto vuelo, nunca pudo despegar con la casaca blaugrana.
Protagonista involuntario de la novela Neymar, los dirigentes culés lo querían colocar como moneda de cambio en la transacción Psg–Neymar-Barça. Estaba claro que las horas de Coutinho en el club estaban contadas. El club, obsesionado con el brasileño del París Saint Germain debía aligerar la plantilla para la llegada de Ney. Bayern aprovechó la situación, para hacerse de un gran fichaje.
Lo colocaron de interior en sus primeros partidos, pensaron que era el reemplazo de Andrés Iniesta. Un error, luego corregido. Coutinho es determinante cerca del área, donde aprovecha su regate y su disparo cruzado. Mostró chispazos de su calidad y lindos goles, pero nunca pudo “conquistar” a la afición culé.
Le espera un fútbol más eléctrico, de rápidas transiciones. Guardiola una vez declaró “en Alemania hay más conducciones largas y se juega más al espacio que al pie,” En el equipo de Nico Kovac formará el trío de ataque con Lewandoski y Müller, interesante dupla puede formar con el polaco, futbolista que se le caen los goles del bolsillo en la Bundesliga.
Bartomeu insiste en darle el gusto a Messi de contratar a Neymar. En ese esfuerzo deja ir a Coutinho y es probable que ahora entre Dembélé en la oferta por el brasileño. Una dirigencia que ha perdido la brújula. Solo el futuro sabrá si toda esta novela tiene un final feliz.
Gustavo Sanchez