
Dos visitas en la semana, dos martirios. El equipo no se halla en el campo, Valverde busca y busca la soluciones en el centro del campo pero todos los intentos no resultan. Messi regresa con cautela, arriesgando poco. Aún no está en modo salvador. Lo peligroso para el Barça es que la Liga ya se ha puesto cuesta arriba.
La semana del FC Barcelona fue una auténtica pesadilla. El martes en Dortmund, rescató un punto aferrado a las manos de Ter Stegen. Superado por completo en el debut de Champions ante un Borussia que hizo méritos para ganar. En el Signal Iduna Park, Valverde probó con Busquets, De Jong y Arthur. Control para frenar el ímpetu alemán. Pocas chances de gol con un delantera desconectada del resto.
Ante Granada por Liga, el conjunto blaugrana ensayó con De Jong como medio centro en lugar de Busquets, Rakitic y Sergi Roberto como interiores. El holandés bien en la salida y rompiendo líneas pero sin un socio con quien jugar. Griezmann está aún en etapa de adaptación, flojo arranque de temporada del francés. Suárez desconectado del resto y Carles Pérez sin poder desnivelar por banda derecha.
En el segundo tiempo ingresaron Messi y Ansu Fati. El argentino le está costando ingresar en la dinámica del equipo, se lo nota lento e impreciso. Como si el miedo a recaer de la lesión le quitara una marcha. Barcelona precisa urgente del 10. Leo con su sola presencia corrige y disimula las costuras del equipo.
“Las ligas se ganan en las últimas ocho jornadas y se pierden en las ocho primeras” Pep Guardiola repite esta frase en cada temporada que comienza como si fuese palabra santa. Según el entrenador catalán es lo que ha recogido de su época como futbolista. El equipo que arranca mal un torneo luego le cuesta engancharse a los punteros. Valverde sabe que se acaba el tiempo de las dudas.
El equipo debe reaccionar para no quedar tan pronto en la banquina de La Liga.
Gustavo Sanchez