
El que se suponía el rival más accesible del grupo, terminó por darle un dolor de cabeza al seleccionado nacional, que ahora está obligado a sacar los tres puntos vs Croacia y Nigeria, si quiere ser primera de su grupo.
Islandia fue un rival muy ordenado, el cual le supo cerrar todas las líneas de juego a la selección, maniatando cualquier intento individual de Messi. Los Europeos esperaban con todos sus jugadores detrás de mitad de cancha, muy atentos a alguna contra que pudieran generar.
La idea de Sampaoli era ganar el medio campo con Mascherano y Biglia, y poder jugar por las puntas (es por esto que apostó a Salvio y Tagliafico por los laterales, jugadores con mucho ida y vuelta). Islandia supo cerrar la subida de los laterales y los extremos y Argentina tuvo que jugar por el medio, con dos jugadores netos de marca y Messi, que cada vez que la tocaba estaba rodeado por cuatro de ellos. Sobró un volante de marca en el esquema de Sampaoli, sobre el final se mejoró con el ingreso de Banega por Biglia.
Preocupa la defensa Argentina, Islandia con muy poco le creo tres situaciones claras de gol además de lograr el empate.
Bien Agüero que la que tuvo marcó, excelentes 20 minutos de Pavón que desbordó tres veces llegando al fondo, buen ingreso de Banega y gran partido de Mascherano. Muy floja la tarea de Rojo y Caballero.
Argentina tuvo un traslado muy lento, dependió demasiado de Messi, al que se lo buscó excesivamente, y no supo cómo entrarle a un Islandia muy ordenado defensivamente (algo que se sabía que iba a suceder). Nos complicaron con el gran juego del volante del Everton Inglés (Sigurdsson) y del autor del empate Finnbogason, con muy poco supieron llevarse un empate.
Argentina deberá mejorar muchísimo para los dos partidos que se vienen, aún no supo cómo acompañar a Messi, quien no tuvo una buena tarde (hasta falló un penal). Se deberán probar variantes de cara a lo que viene, Pavón dio muestras de lo que puede generar abierto como extremo y Banega hasta ahora parece ser el mejor socio de Messi.
Tarde para el olvido en la capital Rusa.
Sebastian Soulier Juárez