
El fin de semana comienza la temporada el fútbol alemán con la disputa de la final de la Supercopa alemana entre Borussia Dortmund y Bayern Múnich. Dos semanas más tarde será el comienzo de la Bundesliga.
La Bundesliga luce orgullosa su exitoso modelo de gestión que crece año tras año. Estadios repletos, con un 90% de capacidad media, solo superado por la NFL. Los clubes entienden que el aficionado es lo más importante por eso le brindan todas las comodidades, estadios modernos de fácil acceso.
El precio de los abonos son muy baratos pero solo el 50% del aforo queda en manos de los abonados. De todas maneras el valor de un ticket promedio ronda los 30 euros. Si el equipo juega como visitante, con su entrada el aficionado tiene acceso a desplazarse en tren sin cargo.
Los clubes son de los socios, excepto Bayer Leverkusen cuyo dueño es el laboratorio Bayer, el Wolfsburgo que pertenece a la automotriz Wolkswagen y Leipzig que es de la empresa austríaca Red Bull. Clubes con superávit, sin deuda, tratan de no entrar en la vorágine del mercado.
En estos momento el Bayern Múnich presentó una oferta por Leroy Sané que es evaluada por el Manchester City, dueño del pase del jugador alemán. Las negociaciones avanzan sin prisa pero sin pausa porque los dirigentes bavaros no quieren cometer ninguna locura.
El presidente del Bayern Múnich , Uli Hoeness manifestó “Estoy orgulloso de que en ese caso no tengamos que ir al departamento de crédito, sino al departamento de ingresos fijos del banco».
La otra cara de la moneda es que sin inversiones, Europa queda lejos. La última edición de Champions League, Dortmund y Bayern quedaron eliminados muy tempranos de la competición. Va quedando lejos en el retrovisor la imagen de la final de Wembley en el año 2013.
Es es el próximo desafío del fútbol alemán, volver a ser potente en Europa sin perder eficacia en su modelo de gestión. Los alemanes seguro que saben como hacerlo.
Gustavo Sanchez