
El fútbol es estado de ánimo, se dice siempre y es verdad. Cuando un equipo comienza a encadenar una victoria tras otra, los futbolistas se crecen, confían en sus posibilidades ciegamente, entran en una espiral ascendente que no los frena nadie.
El Liverpool de Kloop estuvo un año sin perder en Premie League y ahora lleva 3 derrotas en 2 semanas. Además sin convertir en dichos encuentros. Tres derrotas en cada una de las competiciones en las que juegan los reds. ¿El equipo está en crisis? ¿El entrenador alemán debería preocuparse?
Por supuesto que no hay crisis, no deberían sonar las alarmas en el staff técnico, lo normal en un equipo que juega partidos importantes cada 3 días es caer en una pequeña meseta en su juego. Porque los jugadores pueden empezar a sentir el peso de la temporada, porque los rivales ya le empiezan a conocer las virtudes.
Lo anormal fue estar un año sin perder, con 35 partidos ganados y apenas un empate. Esa racha es fuera de lo común, sucede una vez cada tanto. Ahora que el Liverpool se ha vuelto “terrenal” debe volver a recuperar el juego que lo llevó a ser imparable.
La Premier League ya está prácticamente en el bolsillo. Los Reds serán campeones luego de 30 años de sequía, quedaron eliminados de la F.A. Cup a manos del Chelsea que lo vencieron en forma inapelable. Entonces se juega todo la semana próxima en Anfield ante el Atlético del Cholo Simeone.
Será un partido de sangre caliente sin dudas. Se conocen las cartas. Anfield empujará y el colchonero intentará repetir el partido perfecto de la ida. 4-4-2, líneas bien juntas, tapando todos los pasillos donde el Liverpool hace daño. Bloquear a Firmino y evitar que progresen Robertson y Alexander Arnold, los puñales por los costados. Esas son la premisas rojiblancas.
Momento clave de la temporada para los de Kloop, salir de la meseta recuperando el buen juego o quedarse a mitad de camino.
Gustavo Sanchez